LA LÍRICA

LA POESÍA CONTEMPORÁNEA

En los primeros años de posguerra hacen su aparición dos tendencias líricas contrapuestas: poesía arraigada, de tono clasicista e ideología conservadora, y la poesía desarraigada, en la que aparecen los autores que defienden una mayor libertad expresiva.

En los años cincuenta, la visión crítica de los poetas desarraigados se acentúa con el auge de la poesía social, que utiliza el poema como un instrumento para transformar la realidad política. Contra esa utilización de la poesía reaccionaron los poetas de la generación de los cincuenta, que entienden el poema como un medio de conocimiento.

A finales de los sesenta se impone una nueva corriente, la representada por los novísimos, que realizan una lírica esteticista de carácter minoritario.

LA POESÍA EN EL FRANQUISMO (1939-1975).

LOS AÑOS 40: ARRAIGADOS Y DESARRAIGADOS.

La poesía arraigada se centra en temas intemporales alejados de la realidad del momento y defiende la vuelta a las formas clásicas: el soneto, la décima… Los autores más destacados son: Luís Rosales y José García Nieto.

En cambio, los poetas desarraigados manifiestan su angustia por la desagradable realidad. En la constitución de esa corriente tuvo una importancia decisiva el libro Hijos de la ira de Dámaso Alonso.

LA POESÍA SOCIAL.

De la poesía desarraigada deriva la poesía social que denuncia las desigualdades sociales y la falta de libertades políticas. La poesía empezaba a conocerse como una herramienta capaz de transformar la realidad. Los representantes más destacados son Blas de Otero y José Hierro.

· Blas de Otero nació en Bilbao en 1916 y murió en Madrid en 1979. Entre sus libros de poesía destacan Ángel fieramente humano, Pido la paz y la palabra y Que trata de España. En sus primeras obras realizó una poesía existencial. La figura de un Dios culpable y distante y la presencia de la mujer son los temas a los que acude en esta primera época. Más adelante su poesía se centró en los temas sociales.

· José Hierro nació en Madrid en 1922. En 1998 recibió el Premio Cervantes. Murió en Madrid en el 2002. En sus primeros libros muestra unos intereses próximos a los de la poesía social. Posteriormente sus obras son muy personales.

LA GENERACIÓN DE LOS CINCUENTA.

La generación de los cincuenta usa la poesía como medio de conocimiento. Son temas habituales los recuerdos de la infancia y la juventud, la amistad, el amor, el paso del tiempo…

Entre los componentes de ese grupo hay que destacar a Claudio Rodríguez, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente y Ángel González.

· Claudio Rodríguez (1934-1999). Con un lenguaje de resonancias rurales es capaz de hacer lo necesario para averiguar el misterio de la propia existencia. Su obra más destacada es Don de la ebriedad.

· Jaime Gil de Biedma (1929-1990) explora la experiencia cotidiana con ironía.

Sus obras están recogidas en un libro llamado Las personas del verbo.

· José Ángel Valente (1929-2000). Su lírica evoluciona desde un realismo inicial a la posterior reflexión sobre la esencia y la función de la poesía. Su poesía se recopila en Punto cero.

· Ángel González (1925) en sus versos muestra una preocupación ética. Su obra está recogida en Palabra sobre palabra.

LOS NOVÍSIMOS

A la generación de los novísimos pertenecen: Félix de Arzúa, Guillermo Carnero, Ana María Moix, Leopoldo María Panero, Antonio Martínez Sarrión, entre otros. Sin embargo, el autor más emblemático de esta generación es Pere Gimferrer. La nueva estética se inicia con su libro Arde el mar, que recibió el premio Adonais en 1966. Su obra destaca por la riqueza del léxico empleado, la abundancia de imágenes ilógicas y el sentido del ritmo.

LA LÍRICA ACTUAL (1975-2000).

La poesía actual presenta una gran diversidad de corrientes, entre las que domina la llamada poesía de la experiencia.

La poesía de la experiencia se caracteriza por la expresión de las experiencias personales, en un tono objetivo y desengañado, mediante un lenguaje de tono coloquial.

Los principales representantes de la poesía de la experiencia son:

· Luís García Montero (1958) que ha defendido en varias ocasiones una lírica próxima a la realidad. Sus poemas se centran a menudo en los obstáculos amorosos, con un estilo coloquial y desapasionado, que huye de todo énfasis.

· Felipe Benítez Reyes (1960) encarna la visión lúcida y desencantada de la existencia que distingue a muchos autores de la lírica actual.